La enfermedad cerebrovascular es la
primera causa de invalidez y morbi-mortalidad en Venezuela y el mundo. En los
países occidentales la enfermedad cerebrovascular es la tercera causa de
mortalidad tras las enfermedades cardiovasculares y neoplasias. Los estudios
epidemiológicos son imprescindibles para conocer los factores de riesgo
asociados a estas enfermedades y así poder ejercer un control sobre ellas desde
los diversos aspectos de la prevención.
En
1990, la enfermedad cerebrovascular fue la segunda causa de muerte a nivel
mundial, cobrando las vidas de más de 4,3 millones de personas.
Actualmente la cifra de muertes por ECV supera los 5 millones anuales, lo
que equivale a 1 de cada 10 muertes en personas adultas mayores de
65 años. Cuando menos la mitad de todos los pacientes neurológicos, en
términos generales, tienen algún tipo de enfermedad de esta índole. De todas
las causas de enfermedad cerebrovascular, la isquemia cerebral(infarto cerebral) es la entidad mas
incidente y prevalente entre todas las enfermedades cerebrovasculares.
El estudio
de la ECV ha progresado durante las últimas décadas, gracias a varios factores:
en primer lugar está el avance en los conocimientos acerca del comportamiento fisiopatológico
del tejido nervioso ante la isquemia y la hipoxia, que ha permitido desarrollar
un nuevo arsenal de medidas preventivas y de tratamiento. En segundo lugar el
gran desarrollo técnico de la imagenología del Sistema Nervioso Central (SNC),
y de las técnicas de ultrasonido para el estudio del sistema cardiovascular.
Estos
adelantos también nos permiten que los individuos puedan ser mejor estudiados,
facilitando un abordaje preventivo, y en los casos de lesión neurológica,
reducir al mínimo el daño neuronal y las secuelas
Antecedentes Históricos
Hace más de 2,400 años el padre
de la medicina, Hipócrates, reconoció y describió el accidente cerebrovascular
como el "inicio repentino de parálisis". Hasta hace poco, la medicina
moderna ha podido hacer muy poco por esta condición, pero el mundo de la
medicina relacionada con los accidentes cerebrovasculares está cambiando y se
están desarrollando cada día nuevas y mejores terapias. Hoy día, algunas de las
personas que sufren un accidente cerebrovascular pueden salir del mismo sin
incapacidad o con muy pocas incapacidades, si reciben tratamiento con
prontitud. Los médicos hoy día pueden ofrecer a los pacientes que sufren un
accidente cerebrovascular y a sus familias algo que hasta ahora ha sido muy difícil
de ofrecer: la esperanza.
En tiempos antiguos el accidente cerebrovascular se conocía como apoplejía*, un término general que los médicos aplicaban a cualquier persona afectada repentinamente por parálisis. Debido a que muchas condiciones pueden conducir a una parálisis repentina, el término apoplejía no indicaba diagnóstico o causa específica. Los médicos sabían muy poco acerca de la causa del accidente cerebrovascular y la única terapia establecida era alimentar y cuidar al paciente hasta que el mismo siguiera su curso.
La primera persona en investigar los signos patológicos de la apoplejía fue Johann Jacob Wepfer. Nacido en Schaffhausen, Suiza, en 1620, Wepfer estudió medicina y fue el primero en identificar los signos "posmorten" de la hemorragia en el cerebro de los pacientes fallecidos de apoplejía. De los estudios de autopsias obtuvo conocimiento sobre las arterias carótidas y vertebrales que suministran sangre al cerebro. Wepfer fue también la primera persona en indicar que la apoplejía, además de ser ocasionada por la hemorragia en el cerebro, podría también ser causada por un bloqueo de una de las arterias principales que suministran sangre al cerebro. Así pues, la apoplegía vino a conocerse como enfermedad cerebrovascular ("cerebro" se refiere a una parte del cerebro; "vascular" se refiere a los vasos sanguíneos y a las arterias).
La ciencia médica confirmaría con el tiempo las hipótesis de Wepfer, pero hasta muy recientemente los médicos podían ofrecer poco en materia de terapia. Durante las dos últimas décadas, los investigadores básicos y clínicos, muchos de ellos patrocinados y financiados en parte por el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares (NationalInstitute of NeurologicalDisorders and Stroke - NINDS), han aprendido mucho acerca del accidente cerebrovascular. Han identificado los principales factores de riesgo de esta condición médica y han formulado técnicas quirúrgicas y tratamientos a base de medicamentos para la prevención del accidente cerebrovascular. Pero quizás el acontecimiento nuevo más interesante en el campo de la investigación del accidente cerebrovascular es la aprobación reciente de un tratamiento a base de medicamentos que puede invertir el curso del accidente cerebrovascular, si se administra en las primeras horas después de aparecer los síntomas.
Fisiopatología de la hemorragia cerebral
Distinguiremos entre la
hemorragia subaracnoidea y la hemorragia intraparenquimatosa, cuyos mecanismos
fisiopatológicos íntimos no son tan diferentes como los que en principio
pudiesen esperarse. El nexo común entre la fisiopatología de ambas entidades
sería la producción de isquemia como consecuencia de vasoespasmo, susceptible
de prevención y tratamiento.
Hemorragia subaracnoidea
La isquemia cerebral asociada a
vasoespasmo es la complicación más temida por ser una importante causa de
muerte y discapacidad secundarias a HSA. Tras la instauración de una HSA, el
tejido cerebral se encuentra sometido a isquemia por dos mecanismos, como son
la disminución del flujo sanguíneo cerebral debida al aumento de las
resistencias vasculares tras el incremento de la presión intracerebral por el
acúmulo de sangre en el espacio subaracnoideo, y como consecuencia del
vasoespasmo.
El vasoespasmo se produce por una
vasoconstricción de las grandes arterias de la base cerebral tras hemorragia
subaracnoidea. Aparece a partir del 4º día, su pico de máxima incidencia es
entre los días 7 y 10, y su resolución tiene lugar entre los días 10 y 14. En
un 30% de los casos el vasoespasmo causa isquemia cerebral que puede acabar en
infarto. Puesto que el vasoespasmo y la isquemia asociada se retrasan días
desde el inicio de la hemorragia subaracnoidea se puede instaurar un
tratamiento preventivo.
Fisiopatología del vasoespasmo
La fisiopatología del vasoespasmo
cerebral todavía no está bien explicada. Se sabe que el vasoespasmo acaece con
más frecuencia en los pacientes más gravemente afectados y en los que la
hemorragia es más importante. Se ha sugerido que la sangre localizada en las
cisternas basales y la liberación de sustancias vasoactivas desde los distintos
componentes de ésta causarían la vasoconstricción inicial, mientras que el daño
endotelial, intimal y muscular causarían el vasoespasmo prolongado. Se han
identificado varias sustancias causantes de vasoespasmo, derivadas de la propia
sangre como la oxihemoglobina, o del endotelio dañado como es la endotelina,
comportándose éstos como potentes vasoconstrictores. El daño endotelial parece
mediado por peroxidación lipídica de su membrana a causa de la producción de
radicales libres liberados por la autooxidación de oxihemoglobina en
methemoglobina. Los agregados celulares intravasculares sobre el endotelio
lesionado ocluirían la luz vascular. La acción de la serotonina y las catecolaminas,
unida a la del tromboxano, originarían vasoconstricción, mionecrosis y
vasoespasmo permanente.
Isquemia-reperfusión tras
vasoespasmo cerebral
Los mecanismos de isquemia y daño
por reperfusión en caso de vasoespasmo por hemorragia subaracnoidea no difieren
substancialmente de los observados en los ictus isquémicos. Los principales
mediadores de lesión son la acidosis, el aumento de calcio intracelular y el
exceso de radicales libres. El efecto final común de tales mediadores es la
destrucción de componentes estructurales y funcionales de la célula y el daño
secundario en la microcirculación, lo que ocasiona el fenómeno de "no
reflujo", cerrando el círculo y perpetuando el proceso. A ésto hay que
añadir el daño que puede producir el restablecimiento del flujo sanguíneo, bien
de forma espontánea como consecuencia de la apertura de colaterales o bien tras
la resolución del vasoespasmo tras tratamiento. Cuando ello ocurre, la cascada
de mediadores de daño isquémico se potencia por la llegada de oxígeno, que
originaría el daño por reperfusión principalmente por la producción de
radicales libres.
Terapia farmacológica
El
tratamiento médico está destinado a reducir los riesgos y/o complicaciones de
un accidente cerebrovascular a corto y largo plazo. El uso de antitrombóticos
se indica tan pronto como se ha descartado una hemorragia intracraneal.
Las
enfermedades cerebrovasculares no cardioembólicas, no hemorrágicas son tratadas
con agentes antiplaquetarios, en lugar de la anticoagulación oral como tratamiento
inicial. La aspirina, administrada entre 50-325 mg diarios, o combinada con
dipiridamol de liberación prolongada, y el clopidogrel (75 mg diarios) son las
opciones recomendadas de primera línea. La combinación de aspirina y
clopidogrel, que bloquea la activación de la plaqueta por el difosfato de
adenosina, puede ser superior a la aspirina sola en la reducción de riesgo de
eventos cerebrovasculares isquémicos. La aspirina en combinación con el
clopidogrel aumenta el riesgo de hemorragia y no se recomienda combinada de
forma rutinaria para los pacientes con accidente isquémico transitorio.
Para
casos con enfermedad cerebrovascular cardioembólico como la fibrilación
auricular, prótesis de las válvulas cardíacas o prolapso de la válvula mitral,
se indica la anticoagulación a largo plazo, principalmente con heparina no
freccionada, obteniendo un INR de 1,5-2,5.
La administración de 325 mg diarios de aspirina se recomienda para
aquellos que no pueden tomar anticoagulantes orales. En casos de infarto agudo
de miocardio con trombo ventricular izquierdo puede combinarse la
anticoagulación oral con aspirina hasta 162 mg diarios. En pacientes con
miocardiopatía dilatada también se indican anticoagulantes orales o algunos
clínicos consideran iniciar la terapia antiplaquetaria.
Normalmente
no se recomienda añadir agentes antiplaquetarios a la warfarina en casos con
enfermedad reumática de la válvula mitral, a menos que el paciente tenga una
embolia recurrente a pesar de tener un INR terapéutico.
Cerca
de un 4-28% de los pacientes con hemorragia intracerebral presentan
convulsiones, las cuales pueden ser
rápidamente controladas con una benzodiazepina, como lorazepam o diazepam,
acompañado de fenitoína o fosfenitoína
La
trombólisis con activador tisular del plasminógeno se ha definido como el
tratamiento de primera línea del infarto isquémico agudo, pero debe ser
administrada durante las tres horas posteriores al accidente cerebrovascular.
Justificación
del problema
Considerando
que las enfermedades cerebrovasculares presentan orígenes diversos se hace
necesario el desarrollo de estudios de la población que abarquen toda una serie
de aspectos desde lo social, cultural, económico, psicológico y mas allá, con
una frecuencia apreciable, pues todos los aspectos del metabolismo neuronal son
proclives a los efectos de la isquemia, por lo que este estudio está orientado
a caracterizar epidemiológicamente la morbilidad de enfermedades
cerebrovasculares en el Estado Bolívar para el año 2010.
Objetivo
General:
Caracterizar
epidemiológicamente la morbilidad de Enfermedad Cerebrovascular en el Estado
Bolívar para el año 2010
Objetivos
Específicos:
1. Establecer la frecuencia
de morbilidad para Enfermedad Cerebrovascular en el estado Bolívar – 2010
2. Realizar un análisis de riesgo para Enfermedad Cerebrovascular a
partir del modelo de campos de la salud
3. Identificar el sexo como
factor de riesgo asociado a Enfermedad Cerebrovascular en el Estado Bolívar
4. Calcular la tasa de
morbilidad general y específica por sexo
de Enfermedad Cerebrovascular en el
estado Bolívar 2010
5. Mencionar medidas para la
prevención y control de Enfermedades Cerebrovascular
Limitaciones:
El Instituto de Salud
Pública no proporcionó los datos de morbilidad en relación a la edad en el Estado
Bolívar para el año 2010.
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