1. Descripción - Infección
debida a un parásito protozoario presenta
en dos formas: el quiste infeccioso, bastante resistentes y el trofozoíto, más
frágil, que puede ser patógeno. El parásito puede actuar como comensal o
invadir los tejidos y dar origen a las formas intestinal o extraintestinal de
la enfermedad. La mayor parte de infecciones son asintomáticas, pero pueden
adquirir importancia en ciertas circunstancias. La amibiasis intestinal varía
desde una; disentería aguda o fulminante, con fiebre, escalofríos y diarrea
sanguinolenta o mucoide (disentería amibiana), hasta un ligero malestar abdominal
con diarrea acompañada de sangre y moco, que alterna periodos de estreñimiento
o remisión. En la pared del intestino grueso de las personas con disentería
intermitente o colitis de duración, pueden aparecer granulomas amibianos
(amebomas a veces se confunden con carcinomas. En raros casos se ulcera la casi
siempre de la región perianal, por extensión directa a partir de lesiones
intestinales o de abscesos hepáticos amibianos; en los homosexuales activos
pueden presentarse lesiones del pene. Puede haber diseminación hematógena y
producir abscesos en el hígado o. menor frecuencia, en los pulmones o el
encéfalo.
H. La colitis amibiana a menudo se confunde con diversas formas;
enfermedad inflamatoria intestinal, como la colitis ulcerosa, y hay tener
especial cuidado para diferenciarlas, ya que los corticosteroides pueden
empeorar la colitis amibiana. La amibiasis también puede asemejarse
a otras
enfermedades infecciosas y no infecciosas. A la inversa la presencia de amibas
puede interpretarse erróneamente con causa de diarrea en una persona cuya
enteropatía primaria sea secuencia de otra enfermedad.
I. El diagnóstico se hace por demostración microscópica de
trofozoitos o quistes en muestras de heces recién obtenidas o conservadas; de
manera apropiada, frotis de aspirados o raspados obtenidos proctoscopia, o bien
aspirado de abscesos o cortes de tejido. La presencia de trofozoítos que
contienen eritrocitos indica amibiasis invasora. Los estudios deben hacerse en
muestras recién obtenidas técnicos debidamente capacitados, porque debe
diferenciarse al microorganismo de las amibas no patógenas y de los macrófagos.
Estudio de un mínimo de tres muestras aumentará la probabilidad
Descubrir el microorganismo,
de 50% en una sola muestra hasta 85% a 90%. En fecha reciente se ha empezado a
disponer de métodos para detectar antígenos en las heces, pero estos no
distinguen entre microorganismos patógenos y no patógenos; ya se cuenta con
análisis específicos para Entamoeba histolytica. Puede ser necesario recurrir a
un laboratorio de referencia. Hay innumerables pruebas serológicas que
coadyuvan en el diagnóstico de las formas extraintestinales de amibiasis, como
el absceso hepático, en las cuales los análisis de las heces suelen ser
negativos. Los análisis serológicos, en particular la inmunodifusión y el
inmunoanálisis ligado a enzimas (ELISA), son muy útiles para diagnosticar la
afección invasora. La gammagrafía, la ultrasonografía y la tomografía axial
computadorizada (TAC) permiten detectar y localizar un absceso amibiano en el
hígado, y pueden considerarse diagnósticas cuando se acompañan de una respuesta
de anticuerpos específicos contra E. histolytica.
2. Agente infeccioso - Entamoeba histolytica, un microorganismo
parásito que no debe confundirse con E. hartmanni, Entamoeba coli u otros
protozoos intestinales. En aislados, se han reconocido nueve zimodemos
potencialmente patógenos y 13 no patógenos (clasificados como E. dispar). La
mayor parte de los individuos asintomáticos que arrojan quistes en las heces
albergan cepas de E. dispar. Las diferencias inmunitarias y las características
de las isoenzimas permiten distinguir entre E. histolytica, que es patógena, y
E. dispar, morfológicamente idéntica pero no patógena.
3. Distribución - La amibiasis es ubicua. La forma invasora
afecta sobre todo a los adultos jóvenes; el absceso hepático predomina en
hombres. La amibiasis es rara antes de los 5 años de edad, y en particular
antes de los 2 años, edad en la que la disentería generalmente se debe a
especies de Shigella. La proporción de personas que presentan síntomas entre
quienes arrojan quistes suele ser baja. Las tasas publicadas de prevalencia de
expulsión de quistes, que por lo común se basan en la morfología de estos,
varían de un sitio a otro; las tasas generalmente son más altas en zonas con un
saneamiento deficiente, en instituciones para enfermos mentales y entre hombres
homosexuales con un comportamiento sexual promiscuo (probablemente E. dispar).
En zonas con un saneamiento adecuado, las infecciones amibianas tienden a
concentrarse en hogares y establecimientos asistenciales.
4. Reservorio - El ser humano, por lo regular un individuo con
enfermedad crónica o una persona asintomática que expulsa quistes con las
heces.
5. Modo de transmisión - Principalmente por ingestión de alimentos
o agua contaminados con heces que tengan quistes amibianos, los cuales son
"bastante resistentes al cloro. Puede haber transmisión
Sexual por contacto
oral-anal. Los enfermos con disentería amibia aguda quizá representan solo un
riesgo limitado para otros, dado q en las heces disentéricas no hay quistes y
los trofozoítos son lábiles.
6. Periodo de incubación - De unos días a varios meses o años; lo
común, de dos a cuatro semanas.
7. Periodo de transmisibilidad - Todo el lapso en que se expulsa
quistes de E. histolytica, que puede prolongarse por años.
8. Susceptibilidad - La susceptibilidad a la infección es
general; personas que albergan E. dispar no presentan la enfermedad. Se
demostrado susceptibilidad a la reinfección, pero al parecer es rara
9. Métodos de control
A. Medidas preventivas:
1) Educar a la población en materia de higiene personal sobre
todo respecto a la eliminación sanitaria de las heces( y el lavado de las manos
después de defecar y antes de preparar o ingerir alimentos. Divulgar
información respeto a los riesgos de consumir verduras y frutas crudas o mal lavadas
y de beber agua de calidad dudosa.
2) Eliminar las heces humanas en forma sanitaria.
3) Proteger los sistemas públicos de abastecimiento de agua
potable de la contaminación fecal. Filtrar el agua con lechos de arena elimina
casi todos los quistes, y los filtros tierra de diatomeas los eliminan
completamente. El agua de calidad dudosa se potabiliza al hervirla durante 1 hora
(por lo menos 10 minutos a grandes altitudes). La c ración del agua como suele
practicarse en las plantas tratamiento públicas no siempre destruye los
quistes; para tratar pequeñas cantidades de agua, es preferible emplea las
concentraciones recomendadas de yodo, ya sea en : lución (ocho gotas de tintura
de yodo al 2%, o 12,5 ml una solución saturada de cristales de yodo, por litro
agua) o en forma de tabletas para purificar el agua (una tableta de hiperyoduro
de tetraglicina por litro de agua; Hay que esperar un periodo de contacto de 10
minutos como mínimo (30 minutos si el agua está fría) antes de 1 beberla. Los
filtros portátiles con poros menores de 1,0 micriómetro de diámetro son
eficaces.
4) Tratar a los portadores reconocidos; hacer hincapié en
necesidad de lavarse cuidadosamente las manos después de defecar, para evitar la
reinfección proveniente del miembro infectado del hogar.
5) Educar a los grupos de alto riesgo para que eviten prácticas
sexuales que pudieran permitir la transmisión fecal-oral
6) Los organismos de salud deben supervisar las prácticas higiénicas
de las personas que preparan y sirven alimentos en sitios públicos, así como la
limpieza general de los locales. El examen sistemático de las personas que
manipulan alimentos como medida de control es poco práctico.
7) No se ha demostrado la utilidad de sumergir las frutas y
verduras en soluciones desinfectantes para evitar la transmisión de E.
histolytica. Puede servir el lavarlas cuidadosamente con agua potable y
mantenerlas secas; la desecación, las temperaturas superiores a 50 °C (122 °F)
y la irradiación destruyen los quistes.
8) No se recomienda el empleo de agentes quimioprofilácticos.
B. Control del paciente, de
los contactos y del ambiente inmediato:
1) Notificación a la autoridad local de salud: en determinadas
zonas de amibiasis endémica; en muchos países no es una enfermedad de
notificación obligatoria, clase 3 (véase Notificación).
2) Aislamiento: en el caso de enfermos hospitalizados, precauciones
de tipo entérico en el manejo de las heces y de la ropa personal y de cama contaminadas.
Excluir a las personas infectadas con E. histolytica de manipular alimentos y
del cuidado directo de personas hospitalizadas e internadas en establecimientos
asistenciales. Una vez concluida la quimioterapia antiamibiana, podrá
autorizarse la reincorporación a sus labores en tareas delicadas.
3) Desinfección concurrente: eliminación sanitaria de las heces.
4) Cuarentena: no corresponde.
5) Inmunización de los contactos: no corresponde.
6) Investigación de los contactos y de la fuente de infección:
los miembros del grupo familiar y otros presuntos contactos deben someterse a
examen microscópico de las heces.
7) Tratamiento específico: la disentería amibiana aguda debe
tratarse con metronidazol. En casos de amibiasis extraintestinal o amibiasis
intestinal resistente, el metronidazol debe ir seguido por diyodohidroxiquinoleína,
paromomiciña o diloxanida. La dehidroemetina es una opción adecuada para la
afección intestinal grave o refractaria a otras medidas, seguida por
diyodohidroxiquinoleína, paromo-micina o furoato de diloxanida. Hay
preocupación por la posible toxicidad de la dehidroemetina y el riesgo de neuritis
óptica con la diyodohidroxiquinoleína. El tinidazol y elornidazol también son
tratamientos útiles de dosis única para la amibiasis intraluminal y tisular (no
están a la venta en algunos países, como Estados Unidos).
Si un paciente con absceso
hepático aún presentan después de 72 horas de tratamiento con metronidazol;
puede estar indicada la aspiración no quirúrgica. Aveses agrega cloroquina al
metronidazol o a la dehidroc-tina para tratar el absceso hepático resistente al
tratamiento. En ocasiones, los abscesos necesitan aspiración quirúrgica, si hay
peligro de rotura o si su tamaño aumenta pesar de las medidas terapéuticas. Los
portadores asintomáticos pueden ser tratados con diyodohidroxiquinole
paromomicina o furoato de diloxanida.
No se recomienda el empleo
de metronidazol dura el primer trimestre del embarazo, aunque no hay pruebas de
que sea teratógeno en los seres humanos. La dehidroemetina está contraindicada
durante la gestación.
C. Medidas en caso de epidemia: todo grupo de posibles casos
quiere una confirmación inmediata por métodos de laboratorio para excluir un diagnóstico
positivo falso de E.histolitica u otros agentes causales, así como una
investigador epidemiológica para determinar la fuente de infección modo de
transmisión. Si se descubre un vehículo común, como agua o alimentos, deben
tomarse las medidas apropiadas para corregir la situación.
D. Repercusiones en caso de desastre: un trastorno en los servicios
sanitarios normales y en el manejo y preparación de los ; alimentos facilitará
un brote epidémico de amibiasis, especialmente en poblaciones que alberguen a
un gran número individuos que arrojan quistes.
E. Medidas internacionales: ninguna.
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